22 febrero 2021

BUNBURY - Vector

 


BUNBURY - Vector


 

BUNBURY



UNA ANÉCDOTA

Aquella tarde me disponía a ir corte inglés a mirar un presupuesto y formas de pago para así comprarme así, por fin mi deseado Mac.

Recuerdo que, preparando el proyecto final de carrera, mi padre me dijo: - cuando acabes la carrera, el papa te comprará el ordenador portátil que tanto deseas..  A mí se me iluminó la cabeza como una bombilla de Navidad en forma de manzana. Ilusionada con la idea terminé.

Llegó el día de abrir mi gran regalo. Y cuál fue mi sorpresa al romper el papel de celofán que envolvía aquella caja de cartón que escondía en su interior el gran regalo de mi padre. Cuál fue mi sorpresa al leer la palabra de aquel logotipo flexografiado en aquella caja de cartón… TOSHIBA… Un toshibaaaa me había comprado un ordenador portátil Toshiba!... 

Mi padre al ver mi cara de sorpresa mezclada con desilusión me dijo: - Ya sé que no es la manzanita que tú querías, pero este te va ayudar a ser una buena diseñadora y con él te vas a dar a conocer y te va ayudar a encontrar un trabajo de tuyo. Y con ese trabajo vas a poder comprar el ordenador que tú quieres…

Ese es mi padre el que siempre me ha dado todos los caprichos paro a su forma, poniéndome metas a la vez que me  concedía un capricho.

Bueno así fue, ese Toshiba se vino conmigo, allá donde yo iba. Y encontré mi primer trabajo, pero no fue con ese primer trabajo, con ese primer sueldo con el que yo me compré mi deseado portátil. Ni tampoco con el segundo trabajo. Pues me fui de casa y supe que era necesitar un sueldo para poder comer y sostener pagos, piso, agua, luz etc y juegas.. Fue con mi tercer trabajo que yo me pude comprar mi queridísimo apple.

En aquella ocasión yo me enfadé con mi padre aunque me medio convenciera con sus palabras. Hoy me doy cuenta de lo inteligente que fue, no hizo otra cosa que educarme.

Ahora empieza una anécdota que me pasó la tarde que me arme ya de valor para gastarme una fortuna en un ordenador-capricho… Podría valer la excusa de que era ideal para diseño pues fue diseñado para esos fines, pero realmente eso es una chorrada.

Aquella tarde me disponía a irme tras mi sueño, cuando mi madre se apuntó para mirarse ella una olla stress de esas... 

Se empeñó en que cogeríamos el autobús de la EMT, porque decía si andabas menos, que si te dejaba en la puerta, que si patatín, que si patatán... y yo que noooo, que es mejor coger metro... y ella que noooo que el bus, que el bus y que el bus... pues nada a por el bus. Por no oírla más lo que fuera.

Subimos al autobús y nos sentamos al final en los dos asientos esos que van al revés... mi madre en la ventanilla y yo en la parte del pasillo... 

Llega a la plaza del ayto., da la vuelta para coger la callejuela va directo al corte inglés... Yo me giro para levantarme... pero me giro al revés para poderme coger también al cogedor (o como se diga) del respaldo del asiento, en el mismo momento que el conductor pega un frenazo, a mi me da tal espasmo que en vez de cogerme al respaldo del asiento... me enganché al pelo de una vieja que estaba detrás de mí, respaldo con respaldo, contemplando plácidamente el paisaje urbano que se contempla a través de los ventanales durante el trayecto.

-Aaaaaaaaaayyyyyyyyy! Gritó la vieja. Mi mano enganchada a ese estropajoso pelo teñido de rubio oxigenado. Eternas décimas de segundos mientras a mi cerebro procesaba toda la información del acontecimiento y le daba o no, la gana de abrir la puta mano chunga (ósea la izquierda). 

Décimas de segundos que se hacen eternos, donde todo a mi alrededor se paraliza y los sonidos se hacen sordos y lejanos y donde creo morir... en ese momento mi mano se abre por fin, y todo vuelve a su sitio, la vieja despotricando sin cesar, mi madre pidiendo disculpas y entre mis dedos un mechoncito de la vieja........ "uuuffffff menos mal que no es una peluca de rata", una voz que sale de mi cabeza... y otra voz que vuelve a salir de mi cabeza que me dice: hazte la tonta y escurre el bulto... y así lo hice... para algo tiene que servir estar paraliticalizada, no?

Bajamos. Y una vez en la calle me dice mi madre..... -ay Pilar! siempre me tienes que montar alguna!

-Ya he dicho de coger el metro. Le contesté con una mezcla de ironía y burla.

Al salir del corte inglés, dijo mi madre. -Mejor cogemos el metro, ¿no?.

-Si, mejor… Es más aburrido pero más seguro.


Pili

21 febrero 2021

MIEDO

 

Trepando... Trepando por la quebrada cumbre de esta desarrollada vida, trepa junto a mí el incierto e inseguro estado de intranquilidad. Trepa como algo terrible que se cierne en un avance lento, con cierta pastosidad, pero que conlleva esa adjetivación llamada “miedo”.

Miedo a, esa línea que genera en un desespero, y en una incertidumbre de no saber, de no poder, denover, adonde voy a ir, que es lo que me depara la puerta por donde voy a salir. ¿Cuál será mi destino?... Incertidumbre.

Tengo miedo a que ese momento llegue. Que esa luz tan transparente del goce y de la alegría que un día hubo y que hoy se aloja en los resquicios de una memoria infante, sea el pasmo de ese cambio de sentido, de caminos y distancias diferentes, adentrándome profundamente en una inseguridad intermitente e infinita.

Tengo miedo a que todo me dé igual, pues acostumbrada estoy a ese avatar, a ese cobijo constante, y que ya no exista la esperanza de un llegar alegre... y tengo miedo a que procurando eludir toda acción, todo pensamiento pasado y futuro, sea objeto de mi risa sarcástica que encierra en sí esa variante de apatía e impotencia de todo lo que me rodea. Perder todo mi interés por esas cosas insignificantes que nos rodean, que nadie observa por ser una contracorriente dentro de este mundo artificial y que a mi tanta felicidad y sosiego me dan. ¡BASTA YA!

En ese borde de la nada donde intento poner el pie está, está la línea ejecutora para no tener miedo, ese avanzar con finalidad determinada, alcanzar ese punto lleno de esa homogeneidad, conjuntado con los seres que nos rodean, y entonces... Y, ¿entonces?...


Pili Sánchez Banacloy

19 febrero 2021

PAPÁ


 

MAMÁ


 

La Pedrera - Plumilla


 

Oohh Mi Corazón...


 

Garabateando un poco...


 

Mi Luz


 

Mi Gusi


Linda


 

Jorge


 

El monje


 

Milagritos


 

Ana


 

18 febrero 2021

DESESPERACIÓN



Con la mano izquierda coge el objeto, mientras que con la otra abre la puerta que da al pasillo. Camina pasillo adelante con el objeto en la mano intentando no respirar hasta que llega a la puerta y con la otra mano agarra el pomo de la misma y la abre al mismo tiempo que sale cerrándola tras de sí. 


De repente se encuentra allí de pie, en el rellano de la escalera, con el objeto en la mano, pensando si bajar por el ascensor con el peligro de encontrarse con algún vecino que, al verte con el objeto en la mano te ponga mala cara o simplemente te ponga cara de asco, y probablemente ni te salude, o bajar por la escalera, corriendo el riesgo de que, por el meneillo del viaje, a mitad de las escaleras el objeto no aguante, se vaya rajando por debajo y empiece a salirse por alguna grieta toda esa porquería que contiene en su interior, y para cuando se haya dado cuenta, ya haya dejado todo un reguero de porquería por toda la escalera y tenga que dar media vuelta, agacharse y recoger con sus propias manos esa pérfida enana marrón que llamamos “mierda”, aguantando la respiración para no tragarse el hedor a podrido de algo que se está descomponiendo en el interior del objeto.


 Aguantando las nauseas que le produce solo el hecho de pensarlo se dirige apresuradamente hacia el ascensor, pulsa el botón que indica “Llamar” y espera su llegada pensando si cambiarse el objeto de mano, pero decide dejarlo en la misma mano para no moverlo demasiado, por las consecuencias que pudiera tener, se le hace eterna la espera, se está poniendo más nervioso de lo que está, la impaciencia se le apodera, nota como las piernas se le tambalean y el corazón le late con fuerza y siente un sudor frío, no puede controlar esa sombra negra que se cierne sobre él, -Maldito ascensor- piensa.

De repente oye un ruido en la puerta de al lado y todos sus músculos se quedan tensos, en ese momento llega el ascensor, abre la puerta para comprobar con temor y a la vez gran satisfacción al comprobar que no hay nadie dentro del ascensor. Rápidamente da un salto entra dentro del mismo dejando que se cierre la puerta tras sí pulsando el botón que indica "bajo". 


Una vez abajo abre la puerta y sale al descansillo, dirigiéndose al último tramo de escaleras del final. Baja los dos primeros escalones lentamente y acto seguido rápidamente baja los siguientes de un tirón, deslizándose, como si de una pista de patinaje se tratara, hasta encontrándose junto al gran portón que da a la calle. 


Cambia con cuidado el objeto de mano, agarra con fuerza el pomo del portón estirando con fuerza para abrir y salir, por fin, al aire libre, al aire de la calle. 

Una vez en la calle observa la luz de las farolas, ya anochecido, las persianas de los establecimientos están ya bajadas, ya han cerrado y, esto le tranquiliza y alivia, ya que, ya no hay casi gente por la calle, por no decir, casi nadie.

Empieza a caminar por un lado de la acera con el objeto en la mano derecha intentando esquivar a quien pase por su lado, pero, al doblar la esquina se queda atónito, no puede, no quiere creer lo que sus ojos están viendo, -Ohh noo!-, el "objetivo" no está en su sitio de siempre! Gotas de sudor frío le recorren la espalda, empieza a buscarlo desesperadamente moviendo la cabeza de un lado a otro de la calle, hasta que descubre con frenético enfado y malestar que se lo han llevado al otro lado de la calle, casi al final. 

Comienza a caminar cada vez más deprisa, con pasos firmes, con la certeza de que en cualquier momento el objeto que tiende de su mano derecha va a reventar, va a explotar de un momento a orto. El tormento de ese pensamiento le revuelve el estómago, siente nauseas, agacha la cabeza para ver y asegurarse de que el objeto sigue intacto, pero con cierto asombro e incredulidad ve un boquete en una esquina del objeto y que de dicho agujero sale un brazo.


El brazo de una vieja muñeca descuartizada que había encontrado en el fondo de un armario al ordenarlo. Ahora tomaba vida luchaba por deshacerse del plástico y salir fuera, hasta que lo consigue. Asomaba la cabeza diabólica con una corteza de plátano pegada en una de las mejillas de la terrorífica muñeca descuartizada, recubierta de las habichuelas de un resto del potaje y los restos de la ensalada. 

Empieza a correr desesperadamente con un sentimiento de vergüenza y de miedo que le oprimía el pecho, baja la acera para cruzar la calle, sabe que solo le faltan unos metros para llegar a su "objetivo", pero no puede evitar volver la vista atrás, y ve alucinado y con gran asombro, como toda su basura regada a lo largo del asfalto va tomando forma y vida, ve como la muñeca va arrastrándose (con un trozo largo de piel de melocotón enganchado a su sucio pelo pringado de grasa, café, aceite y otras sustancias...), va abriéndose camino a través de los posos de café, de las cortezas de melón del medio día, abriéndose camino entre tarros de cristal, botes de habichuelas, de guisantes, y los restos del pescado, que había limpiado la noche anterior y trozos de lechuga, de tomate, olivas y algún resto de atún, todo ello mezclado con un espeso y viscoso aceite y vinagre. 


Despavorido por un tremendo susto siente que la terrorífica muñeca le alcanza un tobillo, no puede creer lo que esta pasando, estira de la pierna para deshacerse de la muñeca diabólica, pero no lo consigue, le falta menos de medio metro para llegar al dichoso "contenedor", con el corazón en la garganta y en los ojos un terrorífico espanto, da media vuelta para propinarle una fuerte patada estampándola contra uno de los coches que estaban aparcados, echa a correr con todas sus fuerzas, siente que el corazón se le sale por la baca, con la mano extendida para alcanzar la tapadera del contenedor da un traspié y cae de bruces a todo lo largo, con la barbilla pegada al suelo siente un tremendo dolor en todo su cuerpo.

Intenta levantarse agarrando lo que queda del Objeto, alcanza por fin el contenedor y agarra con fuerza la tapadera, hace gran esfuerzo por levantarla, pero no lo consigue, pues se ha encajado por un extremo, suelta lo que queda del objeto dejándolo caer al negro suelo, y con las dos manos la agarra con firmeza empujándola con fuerza hacia arriba hasta que lo consigue. Una vez abierta se queda atónito al ver cientos de basuras en completa revolución, bullendo hacia arriba, sin pensarlo coge lo que queda del objeto lanzándolo dentro, dando un salto hacia atrás para caer de espaldas al mismo tiempo que deja caer la tapadera provocando un tremendo estallido al cerrarse ésta, quedando acto seguido un absoluto silencio. 


Empapado en sudor consigue ponerse en pie, se queda allí de pie, inmóvil frente al contenedor, da la vuelta para volver sobre sus pasos, para comprobar con una inmensa felicidad, que todo ha desaparecido, ve que no queda ningún rastro de la diabólica muñeca, que toda la calle está limpia, porque nada ha pasado, todo era producto de su imaginación.

Y con una sensación de bienestar y una sonrisa de oreja a oreja decide regresar a casa, pero, no sin antes volver la vista atrás. Al contenedor.


Lápiz


08 febrero 2021

Inspiraciones y Creatividad en nuestra vida...



En un articulo de El País Semanal, ya antiguo, en la sección de Psicología, llamado "Líderes, Inspiradores y Creativos", me pareció muy interesante cuando lo leí... y decía que...
Hay personas que cuando se cruzan en nuestro camino nos inspiran. Su presencia nos abre la mirada a otras formas de ver... nos da la esperanza de que el cambio positivo es posible y sus palabras nos da fuerzas para no tirar la toalla. En ese momento, esa persona se ha convertido en una fuente de inspiración que despierta nuestra creatividad para ser quienes realmente somos y para atrevernos a decidir, hablar y actuar. Dejamos de ser víctima de nuestras circunstancias y pasamos a ser responsables y creadores de nuestra realidad.
Para conseguirlo necesitamos visión e inspiración... Debemos reinventarnos con visión y no tanta plantificación, ya que los planes de ayer ya no sirven para el mañana. 
Con inspiración, ya que sin ella una ejecución pierde el impulso necesario para ser efectiva. 
Con atrevimiento para superar el miedo, la inseguridad y la tendencia al control que impera aún en muchos entornos y que nos impide aceptar y asumir la responsabilidad del cambio.
"Sin entendimiento no habrá confianza. Sin asumir riesgos, nada cambiará" (Teresa  de Calcuta).
Si nos resistimos a aceptar los cambios es por nuestros miedos. Podemos aferrarnos a nuestro estilo de vida, a nuestros privilegios, a las ocho "p" (posición, poder, propiedad, paga, privilegios, prestigio, persona y puesto) que son como un río de constante movimiento. Vienen y se van y luego aparecen otras que también se irán. Si intentamos detener el fluir del río, creamos una presa, se estanca el agua y provoca una presión que se va acumulando en nuestro interior.
Vivimos bajo la presión del tiempo, de las fechas límites, de lo que hay que hacer, pero, sobre todo, la presión que nos provoca el miedo a lo que pueda ocurrir.
Ante esta dinámica del comportamiento humano, necesitamos confianza, creatividad y coraje. Ir hacia el interior, saber reflexionar y dejar de buscar culpables fuera...
Hay que aprender a imaginar posibilidades e idear nuevas formas de mirar el mundo. La innovación exige estar dispuesto a pensar de forma alternativa. Conlleva un enfoque apreciativo, la habilidad de vislumbrar posibilidades radicales y la disposición para ir más allá de los límites de los problemas.
"La mente es inteligente, pero la inteligencia está afectada de locura e insensatez" (Ekhart Tolle)  Autor de "El poder del ahora" libro que me gustó mucho... y lo tengo como un emblema, como algo que en su día, de alguna manera, me hizo abrir los ojos y salir de mi propia enajenación... locura.
Los grandes valores fundamentales que dan sentido y contenido a nuestra vida no depende de nuestros privilegios, posesiones, roles ni propiedades. Dependerán de nuestra inteligencia, de nuestra conciencia y de ser coherentes e íntegros, de actuar alineados con lo que pensamos y decidimos. 
Debemos aprender a soltar, a no agarrar, a dejar fluir, eso es vivir sin resistencias, siendo creadores de cambios constructivos que provocan mejoras y amplían nuestros horizontes.
Para tener esta capacidad de respuesta creativa y positiva es necesario equilibrar la acción con la introversión, el silencio, la reflexión y la meditación. Así iniciamos el camino del autoliderazgo.
Pili

ZOE Y NALA (Lápiz)